viernes, 26 de diciembre de 2008

26.12.2008

Hace tiempo que no me paso por acá. Antes que nada, feliz navidad y feliz año nuevo anticipado a mis queridos lectores. No podía terminar el año sin publicar algo más. Publicaré dos cosas cortas.

En relación a los diarios, bueno, como algunos sabrán, estoy en el curso superior de escritura creativa de la fundación ICREA, donde mi estimada profesora Moraima Márquez (hey, sin ningún rastro de sarcasmo) nos pidió que lleváramos un diaro, asi que así lo hago, es decir que ya no los escribiré más aquí. Posiblemente luego publique algunos. De hecho lo primero que voy a publicar será algo que también fue una asignación para el curso. No debo tomarme todo el crédito por este escrito pues fue producto de un brainstorming de algunos amigos y su servidor. Espero que les guste. Que la pasen bien en las fiestas y no olviden su promesa de fin de año. Saludos.

El Deseo es como...

El deseo es como la sensación de vértigo cuando estás bajando del arco más alto de la montaña rusa, pero en vez de morir en la boca de tu estómago, crece y se expande por todo tu cuerpo, liberándose sutilmente por tus extremidades, hasta llegar a tu garganta, inhabilitando tu respiración y nublándote -y a veces anulándote- el sentido de la responsabilidad y la ética... hasta que todo eso se escapa en una exhalación condensada.

El deseo es como la senda que recorre la imaginación para llegar a crear un mundo en el que soñarás hasta finalmente convertirlo en realidad. Es como la sensación ajena a los sentimientos, ¿a cuáles? ¡Pues a todos! Es similar a la lujuria pero más pasivo, más pensamiento que acción, más intuición que predeterminación, más instinto que protocolo.

El deseo es como el miedo irracional e incontrolable, pero siempre bienvenido, que te saca del adormecimiento de tu vida cotidiana y te lleva a experimentar sensaciones intensas y descontroladas. Es la sensación que precede por excelencia a la pasión, es, más bien, la pasión controlada, próxima a descontrolarse, a no poder ser reducida por agente alguno.

El deseo es como saltar a un abismo infinito, sientes la adrenalina correr por todo tu cuerpo mientras te ves caer y no te importa seguir cayendo, de hecho, te dejas caer con gusto; es toda una aventura. Es como cuando te propones cumplir una meta y estás por terminar, cuando llevas 9 kilómetros de la caminata de 10 que empezaste, es cuando llevas 25 de las 30 flexiones que te impusiste. Es estar escribiendo las últimas líneas de tu novela, es darle los trazos finales a tu obra maestra.

El deseo es como cuando eres niño, y le pides a tu madre una golosina, simplemente la quieres, es puro capricho. Es la eterna búsqueda de la saciedad, es el no poder evitar sentirse insaciable, es buscar una experiencia desconocida.

Son las ganas de entregarte a tus fantasías más profundas, a tus más oscuras intenciones o a tus ideas más románticas y apasionadas.