jueves, 12 de junio de 2008

Un día normal

La tenue luz del sol que atravesaba mi ventana a través de la cortina me despertó dulcemente, estaba sólo en mi cama, en mi pequeño apartamento en las afueras de la ciudad. Me levanté adormilado, tomé un vaso del fregadero y lo llené de agua fría, lo apresuré a mi boca, dejé el vaso sobre la mesa y volví a mi alcoba. Me puse el pantalón que había dejado en el piso la noche anterior... la noche anterior... ¿Qué había pasado la noche anterior?... bueno, no importa, agarre la primera camisa que encontré en el desordenado armario y me la puse; fui al baño, cepillé mis dientes, rápidamente di una fugaz mirada al espejo aunque sin dejar de arreglarme el cabello y ajustar la ropa, busqué mis llaves debajo de la cama y tomé mi teléfono celular de la mesita de la cocina, chequeé mis bolsillos delanteros, el izquierdo, el derecho y por último, el de atrás de la derecha... es una manía...

Un metro...

Salí apresuradamente por la salida de emergencia de la ventana, bajaba los escalones con la mano en el manillar de acero frío, siempre apresurado, siempre rápido; salté hasta el suelo desde el primer piso; cuando caí miré al final del callejón, había un niño ahí... que importa, estaba apurado, pero... ¿Por qué estoy tan apurado?... Salí caminando a grandes pasos del callejón, todavía con el recuerdo del niño en los ojos, realmente no veía por donde caminaba, lo hacía por inercia... inercia... extraña palabra... iba camino a la parada de autobús, llegué casi en un instante, o almenos eso pareció... menos de un segundo... Estaba esperando al primer autobús, no importa a dónde, sólo quería seguir moviéndome, tarareaba una canción, no recordaba la letra... ¿Cómo decía?... bueno, ahí viene el autobús, oigo que se acerca, al fin aparece dando vuelta en la esquina... ¿Yo di vuelta en esa esquina cuando venía?... no recuerdo... el maldito conductor no se detuvo... ¿Cuál es su problema?... Vi cada ventana como en cámara lenta... un gordo, colegialas, una horrible anciana, un ejecutivo y el niño del callejón.

3 metros...

Seguí al autobús con la mirada... momento ¿El niño del callejón? ¿Cómo es posible? No había parada desde casa hasta donde estaba. Calcule las posibilidades en mi mente a la velocidad de la luz sin una respuesta fructuosa... me dio hambre... "Iré a la panadería que esta dos cuadras más alla" dije en un susurro veloz. Empecé a caminar al tiempo que tarareaba nuevamente la canción, esta vez recordé algunas palabras de las líricas y eso me animó. Llegué al establecimiento y pedí unas tostadas con huevos y tocino fritos, y agua para beber... no tolero los jugos... me senté dispuesto a comer en una de las mesitas de la terraza que estaba a la altura de la calle. Comí pausada y hasta casi ritualmente, me encontré a mi mismo "feliz" pues el desayuno estuvo bastante bueno. Levanté la mirada y del otro lado de la baranda, en la acera, estaba el mismo niño del callejón, sólo que más sucio ¿Quién era ese niño? ¿Por qué me seguía? Lo miré fijamente a los ojos y él me sostuvo la mirada. Luego lentamente bajó la mirada hasta sus manos, yo le seguí la mirada, tenía las manos bañadas en sangre ¿Cómo es posible que nadie de los que pasaban a su lado lo notaran? No sé si era yo, ó alguna ilusión óptica, pero todos los que caminaban por la acera se veian como sombras, en blanco y negro, ó mas precisamente: gris; lo único que veía a color eran los ojos casi negros del niño... extrañamente familiares... y la sangre de color rojo brillante en sus manos. Él dio dos pasos hacia atras cuando me levanté de donde estaba sentado... una nube de gente pasó entre él y yo... luego no estaba... que curioso... me dirigí a la caja a pagar... todavía con la bizarra imagen en mi cabeza...

7 metros...

Me encaminé a la estación de metro, tomaría un tren hacia el centro, probablemente llegaría a casa de uno de mis escasos amigos y en la noche iria con mi novia a pasear a la orilla del río... sí... era un buen plan... compré mi ticket en la caseta, y me dirigí al andén. Esperar... esperar... esperar... ¡Qué fastidio!... no... no... "la paciencia es una virtud" musité para mi mismo... respiré hondo y exhalé, sentí una brisa en el rostro que me relajó todo el cuerpo; justo a tiempo el tren estaba llegando. Se detuvo con un chirrido que me tensó el cuerpo nuevamente, las puertas se abrieron y entré, me sente en el primer puesto vacío que vi... quizás fuera por la hora pero en el vagon solo habían cuatro personas ademas de mí... bueno mejor así... justo antes de que las puertas se cerraran de nuevo entro el niño y se sentó en el asiento vacío a mi lado, parecía que recién se había lavado las manos... despues de revisar si tenía las manos bien limpias se las olió y se quedó mirandome con una expresión vacía por unos minutos... o almenos eso me pareció... ultimamente no tuve clara la conciencia del tiempo... de repente mientras analizaba esto me volvió a la realidad la semiaguda voz del pequeño que tenía a mi lado... "¿Qué esperas?" dijo... al ver mi cara de confusión añadió "Pregunta..." en mi mente formulé la pregunta obvia... y luego mi boca la dijo "¿Quién eres?"... él se limitó a mostrarme la parte interior de su antebrazo derecho, una cicatriz lo atravesaba de largo a largo... yo me arremangué la camisa y me di cuenta que en mi propio antebrazo tenía la misma cicatriz... supongo que mi mueca de espanto fue muy exagerada pues el niño empezó a reir entre dientes... "Eso quiere decir que.. que... tu... tu... eres...", "Deja de tartamudear, pareces un idiota" dijo el niño con seriedad "Sí, soy tu"

13 metros...

Que absurdo... es practicamente imposible... ¿será que perdí la cordura?... cerré los ojos fuertemente, los volví a abrir, miré a mi derecha y aún seguía ahí... el niño... yo... ¡Por favor! es demasiado incoherente... él... yo mismo... en serio... es exageradamente improbable... seguía mirándome con su ojos cada vez más confundidos. Bueno, seguía ahí, tenía que aceptarlo, respiré hondo y le dije "¿Qué haces aquí?"... en ese momento dejó de mirarme y dirigió su mirada al piso... se quedo así un momento y dijo en voz baja "¿Recuerdas el día que llegamos al orfanato?"... ¿Llegamos? ¿Llegué?... ¡Qué complicado!... "S.. si" le dije todavía un poco confundido, al responderle se animó un poco se giró hacia mi nuevamente y empezó a hablar con rapidez acerca del miedo que sentíamos... sentía el... sentía yo... arrrggg es muy difícil... no importa él es yo, o era él que yo era, (seguía con su blablabla) bueno definitivamente para aclararme él seguirá siendo él, no yo, y yo seguiré siendo yo, pero no él; perfecto así será. Luego de que me aclaré empezé a escucharlo de verdad, no decía cosas sin sentido, hablaba de las emociones que yo ya no recordaba que tuve durante mi solitaria infancia; naturalmente sentí una empatía con él casi inmediata, y me animé también y continuamos la charla hasta que llegamos a la estación de destino.

20 metros...

Nos bajamos del tren todavía conversando animadamente, la gente, como cosa rara, se me quedaba viendo como si estuviera loco, bueno ya estaba acostumbrado asi que no me importó mucho (primera de las señales de mi locura), fuera de la gran estación había una gran muchedumbre parada frente a la gran pantalla que había junto a un alto edificio de una televisora de noticias, me detuve alzando la mirada hacia la gran pantalla, una reportera, en vivo desde el estudio anunció la siguiente noticia, esas palabras nunca se me olvidarán: "Hoy fue encontrada muerta una mujer, se cree que de entre 22 y 30 años, su identidad todavía se mantiene desconocida, el cadaver estaba... disculpen... estaba descuartizado y desollado, los forenses dicen que el asesinato sucedió mientras la víctima aún vivía..." hizo un gesto de que iba a vomitar "disculpen... volveremos con la noticia en unos momentos" luego, comerciales. La gente a mi alrededor empezó a murmurar "¿Cómo es posible que exista gente así?" "¿Qué clase de monstruo haría semejante cosa?" "El que haya hecho esto merece pena de muerte" "¡Qué desgraciado!" y así siguieron. Por alguna razón sentí muy dentro de mí que estaba vinculado a esto... no... no... es imposible... aunque... ayer... ¿Qué hice ayer?... no yo soy incapaz de hacer algo como eso... me da asco hasta ver la sangre... aún a pesar de tratar de autoconvercerme con esas razones seguía sintiendo lo mismo... volteé y él todavia seguía ahí... como si leyera mi mente asintió lentamente... "¿Alice?" murmuré... él se llevo el dedo a la altura de la boca... "Shhh"

30 metros...