martes, 4 de enero de 2011

El método caraqueño

"Mathaius tuvo más suerte..." 01-04

Quizás lo más entretenido (en un sentido para nada divertido) de vivir en un valle es que puedes dar direcciones como "arriba" y "abajo" para indicar lugares... "Sigues bajando por ahí, y llegas..." "Subes y subes y después en el poste amarillo, sigues subiendo..."
Es lógico que esto se presente debido a las propiedades del terreno, hay subidas y bajadas efectivamente, lo curioso de todo el asunto es que incluso en lugares planos utilizamos estas direcciones, eso sí, sin tener idea de qué se toma como referencia para subir o bajar. En todo caso, nos funciona y nos entendemos, eventualmente llegamos al lugar al que nos indicaron o en verdad no nos importa si las personas llegan al destino que les indicamos.
La mejor parte por otro lado, de ser caraqueño (o quizás venezolano) es que podemos señalar cualquier cosa con la boca: direcciones, objetos lejanos y cercanos, personas, en fin, todo lo que pueda ser señalado. Ya saben, señalar con la boca... así... lo estoy haciendo ahora, aunque no puedan verlo... pero saben cómo es... Y lo hacemos incluso aunque nuestras manos estén libres o nuestra boca ocupada.
A veces, incluso es sorprendente que podamos entendernos y saber a qué nos referimos... "Pásame el perol ese, la vaina que está ahí, al lado de la cosa beige, bichea la mesa y lo ves..." Sabemos justamente lo que es...

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