martes, 12 de febrero de 2008

Reflexión a Medianoche

Busco una razón por la cual levantarme en la mañana. Es medianoche y busco el por qué de empezar el día siguiente. ¿Es acaso para ir a ver a aquella chica a quién ame, quién luego se olvidaría de mi como tantas veces lo hizo? ¿O es posible que sólo quiera ser un ente más en esas filas y columnas de ocho por diez? Afanados por lograr superarse y vivir para estresarse... estrés... esa palabra tan nueva y a su vez tan común en nuestro léxico... gran signo de perdición tomado a la ligera.

A veces en esos letargos en estado alfa que transcurren entre la madrugada y el amanecer, deseo permanecer en esos inconsistentes y nublados sueños, donde se muestran mis mayores deseos cumplidos y mis peores temores me dan la cara. Al morir, (en un sueño, obviamente) despertamos, volvemos a la "realidad"; me gusta pensar que es así en esta ilusión que llamamos vida... gracias K.; pero al recibir los rayos del cálido amanecer mis fuerzas se renuevan, tendría la voluntad de ir a ese planeta donde la bohemia es confundida con rebeldía y lo inusual y diferente con dañino y peligroso, ese planeta donde sería hermoso que no todo fuera gris y con niebla, donde cada día tuviera su esencia y color y la naturaleza siempre fuera admirada, y no dada por sentado.

"Vive para el momento..." siempre dicen eso pero ¿no es acaso lo que todos hacemos? No conozco nada perpetuo, aquel amor que sientes por esa persona especial dura un instante cósmico, aquel rato inolvidable con tu amigos duró unas cuantas horas, el odio a los que creías tus enemigos se esfumó al olvidar las razones, el placer que sentiste al tener sexo lo vuelves a necesitar al poco tiempo, la saciedad que sientes al comer se desvanece 180 minutos despues; vivimos a momentos ¿disfrutarlos? El disfrute se desvanece de igual forma, quizás soy pesimista, es cierto, pero sino sintieramos pena no apreciariamos la felicidad, si no vivieramos guerras la paz no sería necesaria y si no estuvieramos solos de vez en cuando la fraternidad sería desvalorada.

Es cuestión de realismo y aún no encuentro un motivo para salir de la cama pues sé que al levantarme las fauces de esta "neohumanidad" me oprimiran hasta exprimir la última gota de la esencia y transformarme en un artículo de oficina que vende su alma de 8 a 5, tentador, pero, ¿por qué resistirme? ¿por qué no seguir la corriente y ser como todos? ¿por qué este afán de ser diferente? ¿por qué esta obsesión de analizar cada aspecto de esta vida banal y vacía y tratar de cambiar eso? Adolescencia, seguro... creo, en este punto de reflexión que esa es mi razón de despertar a este abrasador y gélido mundo, aunque quizás es la cobardía a esta cruda realidad lo que habla por mí, el miedo a ser una cabeza más en esas interminables filas de "muertos vivientes" que deambulan monotonamente en las aceras y subterráneos. ¿Tanta es mi obsesión? Sí, estoy seguro... tiene que ser... mi por qué... mi razón... me levanto cada día de la cama, no para cambiar al mundo ni a un individuo ajeno, lo hago para cambiarme a mi, para no ser quien era, para encarar ese mañana al cual le temo tanto, para entender el cómo desmantelar la pantalla que genera la ilusión y convertirla en realidad... mi realidad.

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